domingo, 9 de diciembre de 2012

En la historia de un país, inmerso en una permanente convulsión política, y la de cinco rostros que la han forjado sobre la constante promesa de cambiar el Ecuador. Los cinco han vivido en épocas diferentes y su preparación académica ha sido dispar. Entre ellos no existe un lazo familiar que confirme que en el Ecuador, la Presidencia de la República se ha manejado por dinastías. Sin embargo, tienen algo en común: su fuerte liderazgo político. Gabriel García Moreno, Eloy Alfaro, José María Velasco Ibarra, León Febres Cordero y Rafael Correa pusieron su impronta. Por eso, en el esfuerzo académico por desentrañar los vertiginosos capítulos de la política nacional así lo sugieren muchos autores- antes de hablar de una época liberal, conservadora o desarrollista, es mejor hacerlo desde el garcianismo, el alfarismo, el velasquismo. De profundo olfato político y de acertada conexión con las necesidades del momento. Sus personalidades implacables y su carisma les han permitido ganarse la devoción de miles de seguidores y el desprecio de muchos otros. Estas características encarnan la idea de lo que es un caudillo. Y si se quiere darle un sentido más académico se puede usar una corta definición del sociólogo Luis Verdesoto. Es la excesiva concentración de la política en los atributos personales del líder y no en las leyes ni en las instituciones. Cuando se habla más del Presidente que de la Presidencia de la República, es porque estamos bajo la fuerza del caudillo. Este académico, al igual que el historiador Willington Paredes, cree que estos son para bien y para mal  los cinco rostros más destacados que ha tenido nuestra historia política. El Estado, las relaciones políticas, el manejo de la administración pública y el de las leyes, ha caminado bajo el compás marcado por sus personalidades mesiánicas. Pero Paredes dice que estos caudillos no son iguales. “Uno es el caudillismo ilustrado de García Moreno, Alfaro y Velasco Ibarra: tres líderes que interpretaron las necesidades del Ecuador que les tocó gobernar, desde un proyecto democrático nacional y de unificación”. “Febres Cordero y Correa solo han buscado concentrar poder sobre la división nacional”.